Este erial de silencios,
Esta hoja en blanco,
Me ha atormentado durante meses,
Me ha desafiado y ganado.
La tierra que representa me
aplasta
El agricultor que soy, se rinde.
Tras tantos días sin nubes en su
cielo,
Un grupo de ovejas flotantes,
Un grupo de nimbos sobrevuelan
mi cabeza.
Y miro al cielo, a sus barbas
blancas y grises
Y el cielo me mira, llorando su
alegría.
Florece el verbo,
Florece negro sobre blanco.
El fruto me mira.
Sale tímido,
Sale esquelético.
Pero sale a mirarme,
Sale a pedirme cuidados,
Mucho tiempo descuidé este
campo,
Esperando que la lluvia me
ayudara.
Mucho tiempo excusándome en
ello,
Ahora me acusa de no cultivarlo.
Perdí la práctica,
Por ello el fruto no es
abundante.
Perdí la paciencia,
Por ello ahora debo recuperarla.
Intentaré volver a la tarea.
Me esmeraré el doble.
El fruto debe crecer.
El campo blanco no volverá.